Quien mas y quien menos en los años de oficio a pasado por situaciones anecdotistas, bromas, novatadas, chascarrillos y situaciones disparatadas. dejo aquí este hilo para que depositéis en el vuestras experiencias, tras un intercambio de mensajes con Benjamín, que me a dado la idea.
Dejo aquí mi pequeño aporte que espero os guste y os haga sonreír.
Hace años, un amigo de mi padre le pidió por favor que enseñásemos a su hijo, un chaval hiperactivo y con muy poco interés por aprender, como en todos los talleres de mi zona, Valencia, y como en todos los de España supongo, se gastaban pequeñas bromas a los aprendices, era común y no estaba tan mal visto como al parecer lo esta ahora. Era ademas una manera de aprender del oficio, pues tras un escarmiento de esos ponías mas atención a lo que te decían o mandaban, pongo por ejemplo uno muy tipico que era ponerte ante una pila de molduras y decirte, lijala hasta que huela a ajo… y tu como aprendiz te pasabas el rato olfateando la madera para que se produjese el milagro cuanto antes…
Bueno, paso a contaros, mi padre puso mi cargo al chaval en cuestión, pasadas unas semanas estaba claro que no tenia el mas mínimo interés y era ademas un peligro para el y para toda la plantilla en general y todos le reuiamos a ser posible.
El día en cuestión estaba terminando los bajos de un mueble de comedor, colgando las puestas, con el revoloteando a mi alrededor jugando y totalmente despistado del trabajo, haciendo preguntas de las que ni siquiera esperaba respuesta, por simple aburrimiento, haciéndome perder la concentración solo para hacerse entretener, así que me canse y en un momento dado , cuando me pregunto por enésima vez que estaba haciendo, le dije que estaba empezando a nivelar el mueble y que para ello necesitaba el" nivel de bolas" que le había dejado a un amigo mecánico, que tenia el taller unas cuantas naves mas allá, lógicamente estaba tan aburrido que enseguida se ofreció a ir a buscarlo, en cuanto salio, aproveche para llamar a mi amigo por teléfono, y pedirle que lo entretuviese un rato y le diese cualquier tontería para que la trajese al final.
Volví al trabajo y seguí con el mueble, olvidando el tema del encargo hasta que, pasada media hora larga oigo a mis espaldas unos jadeos y a mi aprendiz llamándome, cuando me giro lo tenia a mis espaldas con la siguiente estampa:
Mi amigo siguió la broma, le dijo que si, que tenia allí el “nivel de bolas” y ni corto ni perezoso le planto a modo de yugo un eje de transmisión de un camión de unos 30 kg. y un puñado de bolas metálicas de rodamiento en cada mano, de modo que no podía ni afianzar ni descargar el eje por si solo. Eso unido a que estábamos a finales de julio, era como podéis comprender la razón de los jadeos.
Cuando me gire, y vi las estampa, sin pensarlo dos veces le solté, ese no hombre, ve y dile que necesito el grande…podéis imaginar la cara , entre sorpresa y desolación, del chaval en ese momento, el escalofrió que le recorrió la espalda y que note hasta yo cuando caí en mis palabras. y tras esto solo acertó a decirme…Host… pues si este es el pequeño…
Al final se lo contamos y al menos a partir de ese día empezó a poner interés en saber el nombre de todas las herramientas.
Un saludo