Eso me dijeron; así que quedamos para ir a verlo. Una vez allí me dijo la dueña si quería que me explicase algo.
“No hace falta; ya él lo dice todo”, fue mi respuesta. Era Agosto del `20. A finales de ese año me confirmaron el encargo, que requería la participación de un aparejador. En Enero del ´21 estaba listo lo de este, y presentaron las solicitudes de permisos. Encargué las piezas grandes y estuve asegurando lo que había.
Y a esperar que llegasen los permisos: primero en el ayuntamiento, que lo tenia que remitir a patrimonio; por ser un edificio catalogado. Y como además la casa linda por atrás con una carretera, cuando patrimonio lo diese de paso había que solicitar permiso a infraestructuras. Supuestamente en Abril tendríamos resuelto para empezar la obra. Nada, todos contagiados con el jorobao coronabicho. Y llegó Noviembre y tooodos los permisos. Muy mala época para un trabajo como ese; así que acordamos empezar en Marzo. El dia 4 tenía la ITV del coche, asi que pasaba la inspección, y me metia con la obra. Falla el freno de mano; al mecánico; segunda vuelta; vuelve a fallar; vueta a empezar. Finalmente el dia 17 consigo empezar. Andamio y puntales, y a desmontar. El forjado y la cubierta quedaban como estaban, y el apuntalado tenía que dejarme sitio para cambiar las vigas de la entreplanta.
Al desmontar me voy tropezando con una serie de extrañas “reparaciones”. La viga principal estaba realmente perjudicada.
Y no es lo peor que anduvieran rellenándola con espuma; a la motosierra le dio la risa cuando encontré relleno de hormigón. A todo esto tenia que pedir una carroceta con pluma, para traer la viga, pero había una huelga de transportes. Llevé al taller algunas piezas para reparar.
Los balaustres ya los tenían encargados en otro sitio, así que solo tenía que lijar y pintar los que quedaban en buen estado. Los puse en el taladro y quedaron como nuevos.
Pero finalmente no había balaustres, y en lugar de reparar piezas me puse a preparar madera para el tornero. Por fin vino la grúa, y en un plisplas me dejó la viga donde debía.
Las cajas ya las traía hechas, después de haber medido meticulosamente las distancias entre pontones. Entretanto el tornero me dio otra alegría: estaba muy liado y no me daba los balaustres hasta Semana santa. Tenía previsto contratar un ayudante, pero entre esperar por unas cosas y otras, iba yo preparando y resolviendo. Mientras llegaban los torneados colgué dos polipastos y subí la viga. Sorprendentemente no tuve que corregir ninguna caja.
Con esto quedaba resuelto lo mas comprometido de la obra. Después de Semana Santa vinieron dos semanas de lluvia. El lado largo del corredor está orientado al oeste, al agua; el otro al sur. Al ir desmontando y viendo como el agua entraba hasta la pared fui valorando y modificando algunos detalles constructivos. Al ser un edificio catalogado es obligado mantener dimensiones y apariencia, incluido el color verde carruajes. Dejé desagües en el rodapié de la balaustrada, eliminé las espigas inferiores de los balaustres, modifique el apoyo de los pasamanos en los pilares, y gasté unos cartuchos de polímero sellando las uniones expuestas. Mientras no paraba de llover estuve en el taller reparando piezas y aplicando protectores.
Cuando empecé a colocar los pilares de abajo observé que la viga estaba ligeramente desnivelada, y al corregir esto, levantando de la derecha, los pilares quedaron cortos. Les hice unas peanas de Elondo.
Y mientras iba avanzando con esto, empezamos a hablar del suelo del forjado. Les propuse tableros de carroceria, sobre el entarimado, pero no gustaron y estuvieron buscando opciones. Llevé las balaustradas y continué con el montaje.
La unión con la fachada de la casa estaba tan estropeada cuando desmonte, que no conseguí descifrarla y la resolví a mi manera, manteniendo el criterio de la obra. mantuve el herraje original, y añadí un anclaje que oculté con una falsa mensula.
Faltaban los pasamanos, que no quise colocar hasta resolver el suelo; y finalmente la solución adoptada fueron unos tableros fenólicos de Abedul, con juntas selladas. Cambié algunas de las tablas machihembradas y aplique protector por arriba; por abajo un lasur oscuro para camuflar las manchas de taninos y las reposiciones.
En la cara superior, ademas del protector apliqué barniz bituminoso en la tarima y en los tableros.
Y por fin, pasamanos y verde carruajes.
¿Sabíais que los puntales son buenas trampas para el avispón asiático?